La nueva serie de Aaron Sorkin se desarrolla en la redacción de un informativo de televisión. Cuenta las vicisitudes humanas y profesionales de la redacción de noticias del programa de la noche de la cadena ACN. El equipo está comandado por un moderno Don Quijote secundado con una no menos moderna Sancho, sin panza, secundados por una corte de idealistas periodistas.
Recuerda a la película Al filo de la Noticia, en la construcción argumental de los personajes clave y en muchas otras cosas (el ritmo, la descripciones del control de realización, el en un salón de actos de una facultad de comunicación, etc.)
Cuando repaso el contenido también me viene a la memoria la serie española Periodistas de Globomedia o la americana Lou Grant.
Y por supuesto, tiene estrechas relaciones con las anteriores propuestas del mismo creador: El ala Oeste, Sports Nighty Studio 60 on the Sunset Strip. Todas ellas con diálogos inteligentes y ritmos trepidantes, todas con el subidón de adrenalina que produce contar en directo hechos trascendentes.
Recuerda a la película Al filo de la Noticia, en la construcción argumental de los personajes clave y en muchas otras cosas (el ritmo, la descripciones del control de realización, el en un salón de actos de una facultad de comunicación, etc.)
Cuando repaso el contenido también me viene a la memoria la serie española Periodistas de Globomedia o la americana Lou Grant.
Y por supuesto, tiene estrechas relaciones con las anteriores propuestas del mismo creador: El ala Oeste, Sports Nighty Studio 60 on the Sunset Strip. Todas ellas con diálogos inteligentes y ritmos trepidantes, todas con el subidón de adrenalina que produce contar en directo hechos trascendentes.
La cabecera me ha llamado la atención construida con una oposición significativa entre blanco y negro y color. Por un lado los espacios clásicos de la televisión el control de realización de noticias en blanco y negro, de otro el entorno actual dominado por el color. Los primeros monitores de tubo frene a la pared llena de monitores planos llenos de colores. Los antiguos presentadores en blanco y negro cargados de dignidad y los nuevos responsables en busca de la dignidad perdida.
Toda la cabecera está marcada con un efecto que recuerda las líneas producidas en la pantalla por los televisores de tubo. El final de la cabecera es la imagen de un teleprompter en el que se inscribe el nombre The Newsroom: juego de espejos y de imágenes irreales que sería la delicia para un descontrolado análisis semiótico.
El primer episodio está dirigido por Greg Mottola
Pues si se parece a Studio 60 la veo seguro. Esa serie me gustó muchísimo.
ResponderEliminarOscar Santos