Con poco personal en el cine, disfruté visionando la película Un fantasma en la batalla. El film, dirigido por Agustín Díaz Yanes, me pareció más que bueno. Me cautivó la historia de una agente infiltrada en ETA durante los momentos más sangrientos de la banda. Su tratamiento de la ficción, atravesada por documentos informativos de la televisión, está más que logrado. La producción corre a cargo de Belén Atienza, Sandra Hermida y J. Bayona.
Con poco personal en el cine, disfruté visionando la película Un fantasma en la batalla. El film, dirigido por Agustín Díaz Yanes, me pareció más que bueno. Me cautivó la historia de una agente infiltrada en ETA durante los momentos más sangrientos de la banda. Su tratamiento de la ficción, atravesada por documentos informativos de la televisión, está más que logrado. La producción corre a cargo de Belén Atienza, Sandra Hermida y J. Bayona.
Lo que me gustó:
- El guion de Agustín Díaz Yanes:
- Todos los personajes tienen varias dimensiones: son novias, madres, hijas, esposas y amantes, además de terroristas y guardias.
- La dureza con la que se describe la radicalización del grupo terrorista cuando decide matar a todo tipo de personas, tanto civiles como militares.
- La selección de fragmentos de archivos informativos de televisión, que muestra con contundencia la realidad y la tensión de la sociedad española en aquellos años. Bernat Vilaplana es el montador. El director, Agustín Díaz Yanes, le atribuye a él el mérito del uso y la mezcla del material de archivo que en la película narra la historia de España a través de la lucha contra ETA.
- La oposición norte sur en el carácter y en las imágenes exteriores. Oposición que ha dado mucho juego en la actualidad con películas y series de humos, pero que en aquellos años era dramática por su choque ideológico.
- La puesta en escena (Fotografía: Paco Femenía)
- La planificación: esos encuadres siempre perfectos, con elementos internos que reencuadran y resignifican la imagen. Las ventanas que aíslan a los personajes del exterior y los mimetizan consigo mismos.
- La iluminación. Esos claroscuros que transmiten la textura luminosa del Norte, con el perfil de las sombras siempre difuminado, donde no hay sombras duras porque toda la luz solar se filtra a través de las nubes. Y cuando la cámara viaja al Sur, en esos contados planos, el sol marca con fuerza las imágenes y perfila las líneas de sombra. Paco Femenía es el responsable de la fotografía.
- La música:
- Arnau Bataller crea la tensión y logra que estallen las emociones en el espectador.
- La idea de comunicarse con las canciones de Mina es fantástica. Especialmente me gustó el montaje de la secuencia final, en la que suena Mina "Parole, parole".
- El casting de actores:
- Contribuye a la verosimilitud de la historia, con unos protagonistas no muy conocidos y los secundarios de lujo. Amaia (Susana Abaitua) y Begoña (Iraia Elias) como protagonistas y Mikel Losada, Raúl Arévalo, Ariadna Gil, Andrés Gertrúdix como secundarios. Su gran aportación fue la parte interior del personaje.
"Soy de los que piensa que, aunque escriba un personaje, son los actores quienes le dan forma. En el momento que vi rodar juntas a Susana y a Iraia me di cuenta de que teníamos una mina de oro, porque era lo que aportaba a la historia el elemento humano que la sostenía” Agustín Díaz Yanes
La coincidencia temporal de dos películas sobre el mismo tema —agentes infiltradas en ETA— me suscitó una pregunta: ¿Por qué en una de las películas el cuerpo de seguridad del Estado es la Guardia Civil y en la otra, la Policía Nacional?
En definitiva, que uno sale del cine y regresa a casa dando saltos porque le han contado una emocionante historia.
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