24 de octubre de 2025

La deuda, estamos rodeados.

La sala estaba casi llena. La película, interesante y entretenida, es La Deuda, de Daniel Guzmánque fue vista por 143.000 espectadores su primer fin de semana. Siempre resulta agradable ver una película de este actor, guionista y director; que te hace pensar con las vicisitudes por las que pasa el antihéroe que él representa en pantalla. La trama trata de la gran dignidad de un don nadie, que cuida a una simpática anciana y su  humanidad le enfrenta a los desahucios, al paro, a la policía y a los mafiosos en la ciudad de Madrid.

Me ha gustado la historia: un hombre, con medio siglo de vida, que convive con una anciana a los que les cuesta llegar a fin de mes. La casa, una de las antiguas de la ciudad y tiene pendiente una orden de desahucio por una deuda con una especuladora inmobiliaria. En el film no se habla de los ricos chalets de las afueras, ni de las cafeterías y bulevares del centro, ni de los deportistas del parque central. Son personas que su punto de vista no es el más representado en los informativos de medio día.

"La Deuda habla de esos personajes que intentan vivir día a día con dignidad e ilusión, aún teniendo casi todo en contra. Personajes cuya vida cuestiona el relato meritocrático que transmite que “las personas son lo que quieren ser “, sin tener en cuenta sus circunstancias y condicionante"  Daniel Guzmán

Cosas que me han gustado:

  • La visión de barrio, de la película:
    • Las imágenes del barrio, con los rascacielos al fondo, devorando las casas humildes. 
    • Las imágenes de la calle normal, por la que la gente pasea todos los días, en un barrio céntrico sin remodelar o en una calle transversal como Bravo Murillo. 
    • La secuencia de la piscina donde dos de los personajes dialogan y ahogan su soledad. Los planos dentro del agua, ese plano contraplano con los protagonistas acodados en la corchera.
    • Y tantas otras imágenes que, proyectadas en la pantalla, parecían salidas de mi imaginario personal en vez del proyector de la sala de cine: la anciana apoyada en el brazo del hombre andando despacito, la visita de los dos al médico de la Seguridad Social, los rascacielos como fondo de los edificios del barrio, la casa medio destruida de Bravo Murillo, el paseo romántico nocturno en BiciMad, el dramático desconsuelo frente a la estación de tren, etc. Todas ellas verosímiles y tan ciertas que algunas también podrían encontrarse en el archivo de mi móvil, pero claro, con otros protagonistas.
"Desde el principio tuvimos claro que queríamos retratar Madrid con otra mirada, alejada de los tópicos visuales de las producciones habituales. Cuidamos mucho los encuadres, buscando la belleza en lo cotidiano, en los rincones donde la ciudad respira verdad" .  Camera and light  Así fue el trabajo de Ibon Antuñano en ‘La deuda’.

  • Los personajes: todos antihéroes que se desplazan andando, en bus y en bicicleta. El personaje secundario, una mujer normal, desquiciada por la pérdida de su hijo, y una enfermera sencilla, atenta como cualquiera de las profesionales que trabajan en la sanidad pública, que se define con la frase: "Yo escucho para curar"
  • El casting: El cine es equipo y ha elegido un equipo de actores que trabajan muy bien. Charo García, la humanidad de una anciana; Itziar Ituño, la angustia de la perdida; Susana Abaitua, la serenidad de una funcionaria de sanidad. Y, por descontado, Daniel Guzmán.

No me gustó el final. No lo creo necesario. Un espectador a mi lado dijo en voz alta: "¿Por qué este final?", con voz de desasosiego.

Siempre comparo las películas americanas con las europeas y me ha quedado la idea de que los grandes proyectos americanos muestran familias clásicas y mientras que las películas europeas retratan familias desestructuradas. 

Si revisas la anterior entrada del blog, puedes comprobar lo que digo: ante el estallido de una bomba nuclear, los protagonistas, tiene una pareja; hay uno que no se quiere divorciar, otro que se porta el anillo para su boda, otra que ha dejado al marido cuidando al hijo, hasta el presidente tiene una pareja ejemplar que trabaja en una ONG. Y en España, en películas como esta, ninguno de los protagonistas se muestra con relaciones familiares clásicas: el antihéroe no conoce a sus padres, la anciana está sola, hay una familia mono parental y una joven que no muestra interés por comprar un anillo de boda. Bueno, se salva de esta generalización conceptual las películas de Santiago Segura.


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