17 de abril de 2016

Un infiltrado bien construido


He pasado un buen rato viendo El Infiltrado (The Night Manager) una serie de televisión británico-estadounidense. Un entretenimiento muy bien construido en forma y contenido. 

Me han sorprendido la variedad en las localizaciones para la producción de una serie de televisión (quince entre las que destacan: Londres, El Cairo, Los Alpes Suizos, Mallorca. etc.). Los exteriores, los grandes planos generales tienen un gran significado narrativo en esta historia de detectives. En unos nos sitúan en espacios exclusivos solo para privilegiados y otros descubren ciudades más populares llenas de gentes normales.

Me ha llamado la atención el trabajo de planificación, como la directora ha conjugado todo el espectro posible de planos, desde los grandes planos generales a los planos detalles del ojo humano. 
Así como los planos generales enmarcan a los protagonistas en un entorno particular que forma su personalidad, los planos detalles subrayan sus emociones más íntimas. 
Un ojo que ocupa todo el cuadro, con una profundidad de campo mínima que destaca un preciso enfoque, nos transmite íntimos sentimientos internos de los personajes. Acostumbrado a las emociones intimas en primer plano, ha llegado el momento de los planos detalles (ojos, labios, manos, etc.) que transmiten deseos internos de los personajes. 


La serie está dirigida por Susanne Bier, estudió en la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca (Den Danske Filmskole). Comenzó su andadura internacional con películas realizadas bajo los parámetros del movimiento fílmico Dogma95.

De la producción española se encargó José Luis Escolar

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