31 de agosto de 2014

El cine espectáculo




He disfrutado los últimos días del verano de dos proyecciones cinematográficas en las que el espectáculo prevalecía sobre el contenido. He visto Lucy en la sala 25 del KinepolisMamma mia! en al patio del Conde Duque.
Los dos espectáculos me han interesado. Los dos espacios de proyección (más de 200 metros cuadrados de pantalla y más de 400 espectadores) me han proporcionado una experiencia visual y sonora entretenida.


Lucy de Luc Besson me ha entretenido, la historia me ha parecido floja (científicamente parece deficiente) y la construcción audiovisual me ha gustado, me ha impactado.
Algunas secuencias de profesor en la universidad me han recordado a las de la película El Doctor Frankenstein dirigida por James Whale.


Mamma mía! ha resultado un espectáculo grato. “Sing-Along”, es una propuesta de cine de verano en la que se invita a participar activamente al público que asiste a la proyección. Con cantos y bailes en el asiento participé con mis acompañantes de la feria. La propuesta es buena, los animadores tenían cualidades; pero creo que les faltó guion y rescatar alguna idea de animación teatral como las que hace en teatro La Cubana.

Tengo la sensación que las historias en las que los diálogos prevalecen sobre los efectos, con menos impacto visual y sonoro, se han quedado en la pantalla del ordenador. Las series han ocupado ese lugar, el de la reflexión conceptual, en mi forma de consumir historias.
Por cierto, una pregunta: ¿Por qué no puedo encontrar series europeas accesibles en internet y siempre encuentro las últimas producciones norteamericanas?

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