27 de noviembre de 2010

NOS QUEDA BERLANGA



Ayer el zapping me llevo a Intereconomía. Será la edad. Cadena tras cadena, tertulias del corazón, compatriotas por el planeta, películas ya vistas y anuncios rompiendo mi paciencia, fui cayendo de un canal a otro y me detuve en Lágrimas en la lluvia. Emitían Bienvenido Mister Marshall. Allí me quedé.

Revisando la historia de un pueblo obligado a reconocer que es como es, con sus sueños y sus miserias. No sé lo que me pasa viendo esta película y otras del maestro que siempre les encuentro relación con la realidad más cercana. Creo que describe la sociedad española mejor que los informativos de las nueve de la noche.

El programa es uno más de los que proponen las televisiones con pocos recursos, poca imaginación y ningún riesgo. Toman una película clásica (blanco y negro y con pocos derechos de autor que pagar) buscan a unos colaboradores que la comenten y, ya está, cuatro horas de programación, ¿Barato, no? 
Me imagino al señor Berlanga con veintitantos años recién salido de la escuela de cine (como uno de los alumnos de FP) mofándose de estos programas y de sus contertulios. Aunque yo reconozco que admiro y respeto a alguno. 

La realización y la puesta en escena del programa son pobres, muy pobres. Un espacio minúsculo y oscuro que obliga a una abigarrada distribución de los elementos. Digo abigarrado en el sentido más literal: De varios colores mal combinados, sin orden ni conexión.

El contenido del debate me resulto plano y redundante. Será porque después del derroche de creatividad de la película, un plato pequeño y oscuro me mandaba directamente a la cama.

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