11 de abril de 2007

BANDERAS CAMINO DE LYNCH

He visto Camino de los Ingleses, la película que ha dirigido Antonio Banderas. Me ha sorprendido.
En clase siempre digo a los alumnos que,en sus trabajos, se olviden de los efectos, porque muchos efectos cansan al público y envejecen las historias, que renieguen de las transiciones manieristas y que monten las imágenes al corte.
Me he encontrado con una película llena de efectos: transiciones de todo tipo, ralentizaciones, saturaciones de color, etc. Y he constatado que han aburrido al gran público, con el penúltimo plano se ha escuchado un suspiro general, de alivio y al salir en corrillos se intercambiaban expresiones como: “si lo sé no vengo…”, “el director no sabía cómo terminar”. Y yo me he encontrado a gusto con tanto teleobjetivo, tanta puesta de sol, tanto contraluz,....

Por cierto, el director de fotografía Xavi Giménez ha utilizado, de acuerdo con el director, todas las armas de que disponía para componer las imágenes y organizar una estética de publicidad o vídeo-clip totalmente alejada del realismo.

He entendido a lo largo de las diferentes experiencias cinematográficas, que no puede haber vida en una película si el rodaje de ésta no contiene humanidad.

Es por esta razón que siempre antepongo el sentimiento y la observación a la técnica. ONFILM XAVI GIMÉNEZ,AEC

Camino de los Ingleses me ha recordado alguna película de David Lynch en las que la estética te lleva por caminos simbólicos, simpre de la mano de la música de Angelo Badalamenti, (en esta hay bailarina, hombre de poca estatura, piano, etc). Películas que cuentan las historias de jóvenes para los que los padres han dejado de ser las referencia, porque necesitan crecer o porque no lo han sido nunca.

Personalmente tengo que decir que hay una secuencia que me ha llevado por los caminos de la memoria a mi adolescencia. Es el momento en el que el protagonista se sorprende al ver una casa con una gran biblioteca y pregunta a la dueña “si ha leído todos los libros”. Yo creo que, en su momento, pregunté "si eran todo los libros suyos".

Una película que insinúa un horizonte donde termina el camino de los ingleses. Los fotógrafos pueden descubrir en ella alguno de los adoquines que forman el camino: cómo se utiliza el teleobjetivo para tener una parte del encuadre nítida y el resto desenfocado, cómo se iluminan los planos detalle, cómo toman significado las imágenes sobre-expuestas unos puntos de diafragma, y cómo se trabaja la imagen en postproducción saturando los colores. Los realizadores pueden encontrar en sus aceras una propuesta para huir de las transiciones melosas que ralentizan las historias y distancian al espectador. Y para otros, ser conscientes de que el camino de los ingleses existe un gran horizonte, pero que al recorrerlo, no garantiza que lleguemos a ningún sitio.

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