Un comentarista inteligente y en general bien informado escribe que "nuestra juventud es la más irresponsable e incompetente de Europa" (Enrique Gil Calvo, 28 de noviembre de 2005). Ya no me cabe duda: el mundo en que vivo yo no se parece en absoluto al de quienes forman la opinión pública española, en mi diario y no digamos en los demás medios de comunicación.
He sido profesor en una universidad norteamericana tenida justamente por modélica. Puedo asegurar que mis estudiantes actuales y los que habían accedido a ella, previo pago de 35.000 dólares anuales, tienen un nivel, un interés y una capacidad de trabajo comparables. Es más, lo puedo demostrar: doy exactamente los mismos cursos y pongo exactamente los mismos exámenes que pondría en una universidad norteamericana, como se echa de ver cotejándolos con los manuales anglosajones de los cursos correspondientes.
La mayoría de mis estudiantes forman la primera generación universitaria de su familia. Esas familias, esos chicos y los profesores de los institutos que los han preparado merecen algo más que tópicos. Y también algo más que el futuro que, como bien saben, les espera y que, ése sí, se parece poquísimo al de sus homólogos de Cornell University. Qué derroche.- Carlos Piera. Profesor de lingüística. Universidad Autónoma de Madrid.
Rectificación Enrique Gil Calvo EL PAÍS - Opinión - 03-12-2005
ResponderEliminarTras leer las protestas de los lectores por la expresión incluida en mi columna del lunes pasado (28 de noviembre de 2005) titulada Educación, en la que denigraba a la juventud española llamándola "la más incompetente e irresponsable de Europa", me gustaría rectificar pues creo que mis críticos tienen razón.
Mi intención no era descalificar a la juventud actual, que es tan honorable como cualquier otra, sino a un sistema de enseñanza que no incentiva la competencia ni la responsabilidad, como revelan tanto los Informes PISA sobre nuestro déficit educativo como el preocupante nivel de indisciplina escolar. Pero me equivoqué al elegir mis palabras, pues en lugar de culpar al sistema académico culpé a sus principales víctimas, que son los jóvenes. Lo lamento, pido excusas y prometo enmienda.
Enrique Gil Calvo