QUEDAN MUCHOS RIOS QUE CRUZAR

 

Ayer esperando para recoger un desayuno Mediterráneo en el Ikea escuché a una madre hablar con su hija de unos cinco años:

    - Mama dónde estuviste anoche.
    - Fui al cine con unas amigas.
    - ¿Con qué amigas?
    - Con Isabel, Marga y Julia y vimos una película muy bonita: Las Nieves del Kilimanjaro

Días antes había leído al crítico Boyero deshacerse en alabanzas hacia esta película en El País:

 'Las nieves del Kilimanjaro' es el Robert Guédiguian que más me ha conmovido desde hace mucho tiempo. Y confieso que al principio me asaltan temores de asistir a un panfleto

Tenía que verla, la tarde del domingo era perfecta, un pretexto para pasear por Madrid y terminar en los Cines Ideal. Callao, libro en la Fnac, Preciados grupo cantando canciones populares, Sol estatuas de Alien, Carretas agobios de compras en el Zara, Plaza de Jacinto Benavente cuerpos que esperan turno parados en la acera, Calderón y Cines Ideal: una sala confortable y con buen sonido. Media entrada en el cine, pasadas las 8 de la tarde, Las Nieves del Kilimanjaro, subtitulada. Escrita y dirigida por Robert Guédiguian

Una entrañable historia, de perdedores, de trabajadores, de honestos seres humanos que amasan la dignidad con dudas y esfuerzos diarios, a los que les todavía les quedan muchos ríos que cruzar.

Con una realización sobria con una cámara que nunca queda en evidencia, que no se delata, que pasa desapercibida. Una iluminación objetiva sin protagonismos, un sonido directo limpio y claro. Todos los elementos técnicos correctos, preocupados por empujar la historia sin destacar.

Me emociono el momento en el que los dos protagonistas, sentados en al malecón de la playa, coinciden sin proponérselo, en diseñar un compromiso de futuro. Optimismo a raudales, que puede resultar empalagoso, pero que a mí me parece necesario en estos tiempos oscuros y pesimistas.

Me llama la atención este entrañable grupo de amigos que hacen cine en Marbella, el cine que quieren y como quieren.