23 de noviembre de 2007

REALIZAR Y DANZAR TODO ES EMPEZAR

La realización de directos multicámaras para televisión es una excitante experiencia vital. El realizador siempre está en tensión porque si se equivoca los errores se ven, las imperfecciones saltan a la vista y los despistes siempre percibidos por el espectador. Pero cuando no hay equivocaciones, la realización está bien hecha, es correcta y creativa todo parece sencillo y natural, como si no pudiese ser de otra manera.

Algo parecido pasa con la danza, es un espectáculo para disfrutar en directo, porque está lleno de riesgos y desafíos propuestos por los coreógrafos y ejecutados por los bailarines. Cuando un bailarín pierde el ritmo, se cae o se equivoca, el espectador tiembla, despierta; pero, si no hay errores, a los ojos del espectador todo parece fácil y sencillo.

Hace años descubrí a Maurice Bejart en el palacio de los Deportes de Madrid (cuando era joven, el dienero era poco y me colaba en los espectáculos) y me emocioné viendo su coreografía para el Bolero de Ravel.
Este homenaje es para el recientemente fallecido coreógrafo y para la persona con la que descubrí el ballet y con la que he compartido tantas noches de danza.

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