Los encierros de toros es un espectáculos cuyo directo requiere una revisión inmediata. Esa reevocación la ofrece la televisión.
Asistir a un encierro, mirar un encierro (que no correr un encierro) es como ver pasar la vuelta ciclista, son segundos de expectación que se agotan muy pronto. Tiene que venir la televisión para permitirnos vivirlos y revivirlos en un tiempo más reposado.
Esto lo saben bien las cadenas de televisión TVE y Cuatro que nos repiten una y mil veces la embestida de un toro. Y nos recrean el espectáculo ofeciéndonoslo ampliado en el espacio y en el tiempo. Estos días estoy viendo las retransmisiones de Cuatro y TVE ( las puedo ver con detenimiento porque repiten tanto el encierro que analizas la realización y las comparas sin ningún esfuerzo técnico ni intelectual).
Yo creo que las cadenas equivocan el centro de sus miradas, porque si algo tiene plástico un encierro son las carreras limpias de los corredores. Esos momentos en los que los jóvenes próximos al toro, ponen a prueba su fuerza y su habilidad con las del toro, y comparten unos metros de calle corriendo al unísono. Y esto no se ve con certeza en las imágenes de las televisiones nacionales solo repiten cornadas y planos de la ambulancia de la cruz roja.
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