Pedro Almodóvar fue galardonado ayer con el premio Príncipe de Asturias por su trayectoria profesional y aporte a la cinematografía española.
Hoy para la gente joven es importante recordarle en sus comienzos con los cortos bajo el brazo recorriendo festivales. Pensar como era para él un día cualquiera: trabajando en Telefónica como administrativo y saliendo con los amigos. Reconocer la ilusión y el esfuerzo que puso en su primera película (Pepi Luci y Boom) que le llevó años terminarla. Alabar el empeño con el que siempre ha defendido su equipo profesional y su trabajo frente a los críticos y todo el sistema establecido.
Por eso creo que ahora hay que reconocerle en los más jóvenes, los que buscan su sitio al margen del sistema establecido, los que trabajan en el Buger, Telepizza, Vips, Rodilla, el videoclub, el Pub o en la tienda de la esquina. Es el momento de recordar a ese Almodóvar con 20 años que contaba historias muy personales, que se pateaba todos los sitios donde le dejaban exponer sus cortos, que conformaba y defendía un grupo de trabajo que con el tiempo se transformó en El Deseo.
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