Il Clandestino es una serie italiana que merece la pena destacar. Presenta a dos antihéroes (Luca y Palitha), dos figuras quijotescas. Un caballero desfacedor de entuertos, acompañado de su materialista fiel escudero, al estilo de Don Quijote y Sancho. Ambos trabajan como detectives para los ciudadanos que viven en los barrios marginales de la ciudad de Milán.
Cabalgan sobre la carrocería de una antigua grúa de auxilio automovilístico, con ella se desplazan por la villa para resolver problemas que atañen a los migrantes que residen en los barrios periféricos de la ciudad italiana.
Con su trabajo altruista, brindan consuelo a aquellos que han llegado desde lejos a la moderna sociedad italiana y buscan integrarse en ella. Los detectives descubren y restituyen la dignidad de personas de origen rumano, argelino, peruano, polaco y ruso, así como de ancianos, cuyas vidas cotidianas se ven amenazadas por los mafiosos y la falta de recursos.
Y lo consigue mostrando en cada episodio una etnia diferente, un problema distinto que deben conocer y solucionar los detectives encontrándose en otras culturas, en otras formas de vida.
Pero en los dos últimos capítulos abandona esta tramas más sociales. A mí no me han convencido, han roto la línea de héroe romántico y desinteresado y han escrito un guion que parece copiado de cualquier película de espías tópica, en la que los policías son listos y los emigrantes perversos y malotes.
La serie está creada por Ugo Ripamonti y Renato Sannio, quienes también escribieron el guion junto a Michele Pellegrini, dirigida por Rolando Ravello y producida por Rai Fiction en colaboración con Italian International Film.