La sala con pocas entradas vendidas, aunque en la sesión anterior parecía casi llena. La película es "La Playa de los Lobos", dirigida por Javier Veiga: un proyecto que en la promoción aparenta ser de humor limpio pero resulta ser humor negro con toques surrealistas. Según la productora, es “una inquietante combinación entre comedia y thriller en la que quizás nada es lo que parece, y tal vez nadie es lo que pretende parecer”.
Me gustó:
- El guion construye una historia enrevesada con muchos giros, y a medida que avanza, a cada giro se le asigna un valor en euros —desde cinco euros al principio hasta miles para dar paso al giro final—.
- Los diálogos están llenos de referencias, más o menos ciertas. A mí me han parecido hermosos los juegos que hace con la palabra metáfora: “La metáfora es una mujer que te enseña a bailar con las palabras”. Tan perfecta es la definición, que Manu uno de los protagonistas, le dota al vocablo de cuerpo de mujer. Me he acordado de la película El cartero y Pablo Neruda, en la que el inocente Mario descubre los símiles y las metáforas gracias al poeta.
- La interpretación de los actores es destacable el argentino Guillermo Francella, inmenso, lleva la historia de manera magistral. Le da la réplica con acierto Dani Rovira. Dos actores que nos relatan, desde la playa de los Lobos, su historia personal, dos formas de ver el mundo uno algo pasota y el otro más radical.
- La película tiene un referente en tono formal en La huella (Joseph L. Mankiewicz, 1972): dos personajes enfrentados en un duelo de esgrima verbal, que giran en torno a un tema aparentemente pequeño pero que se vuelve cada vez más complejo.
No me gustaron:
- Las imágenes tomadas con drones, excesivas y sin aportar nada. El paisaje nunca es protagonista de la historia, por lo que pienso que esas vistas aéreas solo sirven para rellenar y no hacen crecer la trama.
- Tampoco me convenció la comparsa carnavalera canaria, cuyo toque surrealista rompía mi concentración en la historia contada por esos dos hombres perdidos en su playa personal.
La película me ha parecido buena. El trabajo de los actores me ha encantado. Es cierto que la presencia de Dani Rovira predispone al espectador a buscar un tono de humor blanco, pero apenas hay comedia tradicional; lo que se encuentra es humor negro. A la salida del cine se escuchó a una espectadora decir, "No es lo que esperaba pero me ha resultado entretenida".
Una película distinta e interesante. El riesgo del director y guionista al rodar esta historia merece elogio: es difícil sostener un diálogo entre dos actores durante dos horas y que resulte entretenido. Sería considerado un trabajo experimental en cualquier valoración estilística.
Bienvenido sea este trabajo, porque enriquece las propuestas de los cineastas de este país.